Todo parece indicar que la presión de las discográficas ha sido efectiva y Google esta vez no ha querido meterse en problemas y menos, abrir un campo de batalla nuevo. Aunque aún se desconocen realmente cuáles son los verdaderos motivos, solo hay especulación y muchos comentarios, pero Google ha decidido eliminar de su tienda de aplicaciones online a Grooveshark, un servicio de música en nube algo similar en sus funciones a Spotify, otro que bien anda.
En su momento lo hizo Apple, el cual cerró las puertas de su App Store a Grooveshark, y ahora le ha llegado el turno al mismo Google. Según los argumentos que circulan por todo Internet, se considera que Grooveshark ha violado algunos derechos de propiedad intelectual por lo que la presión de las casas discográficas no se ha hecho esperar. Sin embargo, un portavoz de Google ha explicado a la prensa que aquellas aplicaciones que violan las políticas de derecho de autor, en este caso Grooveshark, son eliminadas de inmediato.
Por todos es conocido que Grooveshark es un sitio de música online, con una interfaz que les permite a los usuarios subir sus propios temas musicales y dejarlos colgado en la red, de manera tal que los otros usuarios pueden disfrutar de sus canciones preferidas sin necesidad de bajarlas a sus ordenadores. Es una especia de emisora radial multimedia hecha por la comunidad de usuarios de Internet. Hasta ahí todo bien, pero el tema se comienza a complicar cuando llegan las reclamaciones de derechos de autor como las presentadas por EMI o Universal Music Group.
Sin lugar a dudas, una vez más estamos ante la presencia de un conflicto de enfoque cultural, donde el nuevo enfoque de las redes sociales y la web 2.0 enfrentan la necesidad de compartir información y productos culturales por un lado, y el anacrónico concepto de propiedad intelectual que pensado y concebido mucho antes de que llegaran estas nuevas formas de comunicación humana. De momento Grooveshark se encuentra outside, demostrando la necesidad de una profunda revisión de los presupuestos sobre los que se debe basar el comportamiento ético en la red. Una cosa es compartir e intercambiar, y otra enriquecerse del trabajo ajeno.