El domingo 28 de agosto, se llevó a cabo un enfrentamiento entre adolescentes en un Shopping del país sudamericano Uruguay. Este incidente, culminó con la vida de Álvaro Foreste, un joven de 16 años de edad, quien falleció a causa de una bala en el pecho. Este violento episodio, desató un análisis en el papel que cumplen las redes sociales en cuanto a disturbios entre jóvenes.
“¿Son dichos medios una vía que alienta los conflictos ya existentes en el “mundo real”? ¿Se soluciona la proliferación de la violencia juvenil a partir del control de las redes?”, fueron las preguntas que se llevaron a cabo en la capital del país, Montevideo.
El ministro Eduardo Bonomi, expresó que “La Policía tiene que intervenir cuando algo desborda, pero esto no se soluciona combatiendo el desborde, sino combatiendo la situación que lleva al desborde”, según declaraciones en El País.
Por otro lado, Miguel Ángel Justo, un argentino encargado del Grupo de Trabajo Latinoamericano sobre delitos tecnológicos de Interpol, aseguró que para los hechos conflictivos que se van llevando a cabo alrededor del mundo, cada vez se utilizan más las diversas tecnologías.
Además, los responsables de haber entregado medio millón de computadores a jóvenes en edad escolar, han asegurado que por ahora no habían evaluado la opción de controlar el uso de las redes sociales desde esos ordenadores.
“No es nuestro rol restringir el uso o hablar de la filosofía de las redes sociales; no tenemos demasiada injerencia en ese tema”, explicó Felipe Lasida en declaración a El país, quien es coordinador principal de comunicación con el usuario en el programa encargado de repartir los dispositivos.
Por otro lado, Robert Parrado, psicólogo y licenciado en seguridad pública, aseguró que el cuerpo policial debe controlar o por lo menos monitorear lo que ocurre e las redes sociales. También, ha propuesto que se forme una patrulla “virtual” encargada por diversos profesionales como policías, sociólogos y psicólogos.