Aunque nos pueda resultar difícil de comprender, la adicción a las redes sociales se ha convertido en un problema que no afecta a un tipo de persona ni a un grupo de edad determinado, sino que estamos ante un mal que puede afectarnos a cualquiera de nosotros.
La adicción a Facebook ya cuenta incluso con un nombre relacionado con sus siglas en inglés, FAD (Facebook Addiction Disorder). Sólo en Estados Unidos se pasaron el año pasado 53.000 millones de minutos en esta red social, de modo que cada usuario pasa en la red social unas 7 horas al año.
Las redes sociales pueden llegar a suponer un motivo de ansiedad para los usuarios. Muchos de ellos se sienten nerviosos cuando tardan más de la cuenta en responderles a una solicitud de amistad, y también hay quien se siente culpable al rechazarla. Además, Facebook también puede suponer un problema para las relaciones sociales, ya que es fuente de numerosos malentendidos.
Un adicto a Facebook se reconoce por ser una persona que no puede pasar un par de días sin conectarse a la red social, y que incluso es capaz de despertarse en medio de la noche para consultar publicaciones y comentarios. En el momento en que nos demos cuenta de que necesitamos conectarnos a Facebook para ser felices, tenemos un problema de adicción. Y si dejamos de lado otras actividades para dedicarnos a las redes sociales, también.
Para combatir la adicción a Facebook, lo primero que tenemos que hacer es admitirlo y, después, preguntarnos qué estamos ganando revisando Facebook en ese momento. Intenta también mantenerte alejado de la red durante veinticuatro horas, y ya verás como no es tan terrible.