Todos tenemos libros o discos heredados de padres o abuelos, pero puede que nuestros nietos no los tengan, ya que las empresas digitales no permiten legar la música o las canciones adquiridas.
Empresas como Amazon han especificado, mediante su agencia de comunicación, un párrafo con las condiciones legales para sus clientes: “Salvo que se indique específicamente lo contrario, no podrá vender, alquilar, distribuir, emitir, otorgar sublicencias, ni de algún otro modo, asignar ningún derecho sobre el Contenido Digital o parte del mismo a terceros […]”. Del motivo por el que toman esa decidión, ni mu. Qué sucedería con nuestra biblioteca si los servidores o las propias compañías que prestan este servicio decidieran cerrar, es otra de las incógnitas.
Y es que hasta ahora sólo se puede acceder a la música o libros que compramos tanto en Amazon como en otros servicios como iTunes mientras la cuenta con la que lo adquiramos esté dada de alta. Y cuando un usuario muere, lo normal es que esa cuenta se cierre. Por lo tanto, aunque nos hayamos gastado altas sumas de dinero en material, lo perderemos todo en caso de fallecer.
Por lo tanto, el tema acaba en el recurrente debate sobre qué sucede con nuestras cuentas (correos, redes sociales, tiendas online…) después de nuestra muerte. En la mayoría de los servicios (Facebook, correos…), y basado en el secreto de las telecomunicaciones, la familia puede darla de baja, pero no acceder al contenido. Ya pasó durante la Guerra de Irak, cuando muchos quisieron acceder al correo de algún pariente fallecido en el conflicto y las empresas se lo denegaron. A lo sumo, redes sociales como Facebook permitían mantener un memorial sobre las vivencias del usuario, pero obviamente cancela las notificaciones, como las invitaciones a eventos o los recordatorios de cumpleaños, que le llegarían si estuviera vivo.