En aquella época, un equipo de hackers logró burlar el mecanismo de seguridad de Sony en sus almacenes de datos y lograron robar los datos personales de millones de usuarios de su plataforma PlayStation. Entre los datos robados están los nombres de usuario, sus respectivas direcciones físicas, correos electrónicos, contraseñas de sus cuentas e incluso, detalles de su tarjeta de crédito utilizada para realizar sus pagos.
Pues bien, una investigación llevada a cabo por especialistas del ICO dio como resultados que el robo de esta información pudo ser evitado, todo ello si Sony hubiera mantenido actualizado su software, poniéndose en riesgo la seguridad de sus usuarios.
En opinión de David Smith, Comisionado Adjunto y el director de protección de datos en el ICO, Sony tiene la responsabilidad de mantener su sistema en punta, algo que no ocurrió realmente cuando se robaron los datos de los usuarios: “las medidas de seguridad (de Sony) eran realmente insuficientes”.
Sony había sido examinada en abril de 2011 por no revelar inmediatamente que los datos de sus usuarios habían sido robados. En su momento, la empresa cerró su servicio, pero no dio a conocer al público ni a los clientes afectados lo que había sucedido. Después de la violación de su sistema de seguridad, Sony reconstruyó su plataforma de red para asegurarse de que cualquier información personal pudiera estar a salvo.