- Cuida el formato y la limpieza de la información, piensa que estás anunciándote profesionalmente. Y asegúrate de que no hay ninguna falta de ortografía, que dan muy mala impresión
- Utiliza una fotografía en la que parezcas un profesional. Nada de fotos con tus amigos, de fiesta o en tus últimas vacaciones. Tampoco es recomendable que la foto de nuestro perfil de LinkedIn tenga más de tres años, especialmente si en ese tiempo hemos cambiado mucho.
- Aprovecha la posibilidad de editar el link a tu perfil, ya que el predeterminado suele ser demasiado largo y esto dificultará que alguien se acuerde de entrar a verlo.
- No añadas tu currículum a secas en la sección de Experiencia, añade historias en las que has hecho la diferencia, los talleres que has impartido, y cualquier detalle que pueda desmarcarte del resto de candidatos (recuerda no mentir).
- Incluye todos los cursos y certificaciones que hayas conseguido, incluso aunque no tengan relación directa con el área en el que quieres trabajar.
- Añade enlaces, vídeos e imágenes a tus trabajos y publicaciones que puedan encontrarse en línea. En muchas ocasiones, especialmente si te dedicas a una profesión creativa, los empleadores prefieren poder acceder de primera mano al trabajo realizado por un candidato a leer una simple lista de tareas realizadas, que es lo que habitualmente mostramos en el currículum,
- Procura buscar y aceptar contactos, empieza con los amigos y compañeros de tu carrera, grupos de estudio, deportivos, etc. Es recomendable que las invitaciones a contactar sean personalizadas, puesto que no querremos dirigirnos igual a un compañero de clase que a un antiguo jefe.
- Participa en grupos, genera conversaciones