Imagina que hace 10 años alguien te hubiera dicho que es amigo de Alejandro Sanz. Probablemente no nos lo hubiéramos creído. Pero ahora, gracias a Facebook, la cosa cambia.
La red social de Mark Zuckerberg nos permite tener contacto con personas con las que antes no hubiéramos podido ni soñar. Y también ha cambiado las relaciones de amistad “de verdad”.
Por un parte tenemos a los amigos de Facebook que también lo son en la vida real. En un momento determinado de nuestra relación los hemos añadido en la red social y hemos empezado a compartir nuestra intimidad con ellos. Algo, en general, positivo, pero que también ha provocado más de un problema o malentendido.
Luego están las amistades olvidadas. Ese compañero del colegio al que le perdiste la pista o ese chico al que conociste el verano que estuviste en Londres y jamás has vuelto a ver. Facebook se convierte en el medio perfecto para recuperar amistades perdidas, que pueden aportarnos o no en nuestras circunstancias actuales.
Menos positivas son las malas amistades. Esa persona con la que te enfadaste, o ese ex al que no querías volver a ver. Te pide que seas su amigo en Facebook, y con tal de no quedar mal aceptas y le das permiso a conocer tu intimidad. Lo cual en la mayoría de los casos es un error.
A estas cuatro categorías (los personajes populares, los amigos, los antiguos amigos y los enemigos) les llamamos de la misma forma en Facebook, pero no son lo mismo. Las redes sociales no han supuesto un verdadero cambio en el concepto de amistad, ya que al final los verdaderos amigos son los que son. Pero sí ha hecho que llamemos amigo a casi cualquiera, lo que puede tener más de un efecto negativo.