Desde que se anunció en EEUU en julio de 2013, la expectativa sembrada en el Chromecast de Google no ha hecho más que aumentar. Según el diario ABC de España, una vez que se adquiere, ya sea a través del propio fabricante Google Play o a través de Amazon, arriba al destino en 48 horas. El precio es más que llamativo, 35 euros, por convertir un televisor con puerto HDMI en un reflejo del móvil o de la tableta.
El mencionado diario dice que los primeros pasos para usarlo son sencillos: conectarlo al puerto HDMI y a una fuente de alimentación (incluye ambos cables), aunque la estética se sacrifica al quedar el cable colgando por un lateral del televisor. Con la red wifi, se conecta al televisor el móvil o la tableta, tengan sistema operativo Android o sistema iOS. También quedarán conectados los contenidos del navegador Chrome a través del ordenador. Los vídeos, películas o canciones almacenadas en Google Play se verán en la tele, pero no los archivos locales.
Chromecast no es el primer ni único aparato que conecta internet y televisor. En España todavía no hay ninguna aplicación nativa. En Francia ya funciona SFR TV y en Reino Unido una aplicación de la BBC. Tan solo Wuaki ha abierto un programa de pruebas antes de sacar la versión final al mercado.
¿Puntos negativos? La falta de un mayor número de aplicaciones adaptadas a este formato. No está todavía, por ejemplo, Spotify. Google se ha cubierto las espaldas abriendo el código a los desarrolladores. Queda en su mano que Chromecast crezca en oferta de contenidos o se quede en un mero experimento.
Chromecast se enfrenta a Apple TV y varios conectores con Android, casi siempre made in china, en un mercado que se prevé muy competitivo en los próximos años. Sin embargo, en estos momento la pugna es entre Chromecast y Apple TV, cada cual con sus ventajas y desventajas.