Quienes trabajan en la industria del entretenimiento suelen estar convencidos de que la piratería puede acabar con su trabajo. Sin embargo, parece que realmente no es así, al menos en el caso del cine. Y es que según un estudio de la Universidad de Porstmouth asegura que quienes descargan películas suelen ser también muy propensos a ir al cine e incluso a pagar por ver películas online.
En el estudio se ha entrevistado a más de 6.000 personas de entre 7 y 84 años de edad, y se ha llegado a la conclusión de que quienes más descargan películas son los hombres jóvenes que viven en grandes ciudades y tienen una posición económica media-alta, lo que les permite ir al cine con asiduidad.
De la encuesta se deduce que los piratas del cine están dispuestos a reducir su actividad si consideran que pueden perjudicar a la industria. Esto quiere decir que las campañas antipiratería relacionadas con la descarga de películas pueden ser más eficaces que las de la música. Porque, pese a que quienes descargan vayan también al cine, la piratería causa ya en EEUU unas pérdidas de 20.500 millones de dólares.
El caso de la música es muy diferente. El hecho de que la mayoría escuchemos nuestras canciones favoritas en el ordenador o el móvil ha provocado que no haya una diferencia significativa entre piratear y no hacerlo, por lo que el usuario llega a pensar que no tiene sentido pagar por algo que puede conseguir gratis. En cambio, todos estamos de acuerdo en que una película se ve mejor en el cine que en el ordenador, y por ello los cinéfilos además de descargar películas también acuden a las salas.
De este estudio no se puede deducir, lógicamente, que la piratería no sea mala para la industria del cine, porque está claro que sí lo es. Pero el hecho de que quienes descargan películas estén dispuestos a pagar por la calidad hace que plantearse un nuevo modelo de negocio en el que Internet sea el protagonista puede ser la mejor forma de poner de acuerdo a público e industria.
Foto | Andrés Nieto Porras