Cuando subimos fotos a las redes sociales, habitualmente lo que intentamos es impresionar a nuestros contactos. Pero, mientras tratar de impresionarlos con el postre de la cena de ayer o la impresionante playa en la que estamos veraneando es algo perfectamente normal, también hay quien pierde la cabeza haciendo fotos extremas con las que llegan a poner sus propias vidas en peligro. Una de las últimas modas en lo que a selfies peligrosos se refiere es el Roofing, que consiste nada menos que en subirse a tejados o cornisas para hacerse fotos que, sí, quedarán muy impresionantes, pero que pueden poner nuestras vidas en juego.
La mayoría de los jóvenes aficionados a esta peculiar forma de llamar la atención online suelen subirse a edificios emblemáticos. Paseando un poco por las redes sociales es fácil encontrar imágenes desde lugares tan conocidos como las pirámides de Egipto o la Sagrada Familia de Barcelona.
Pero lo más peligroso de la moda del roofing es que la mayoría de los jóvenes que lo practican lo hacen “a pelo”, es decir, sin ningún tipo de sujección que les proteja de una eventual caída. No tiene nada que ver, por tanto, con las fotos de profesionales que utilizan elementos de escalada para mantener su seguridad. Es una simple y tonta manera de poner la vida en peligro sólo por llamar la atención con una foto en las redes sociales.
Además de arriesgarse a perder la vida, quienes practican roofing también se exponen a una multa por escalar sin permiso, que en Madrid puede oscilar entre los 1.000 y los 30.000 euros. Vamos, que si quieres impresionar en las redes sociales más te vale hacerlo con las fotos de gatitos de toda la vida que poniendo en juego tu vida y tu bolsillo.
Foto | José Manuel Ríos Valiente