Todos, y digo todos los ciudadanos, estamos cada vez más expuestos a la red y a sus peligros. Desde que nos veamos atacados por una amenaza “automática” (un virus, por ejemplo) o por alguien que, con perversas intenciones, se haga con nuestros datos y finja ser nosotros. El robo de identidad es muy peligroso y debemos saber cómo podemos protegernos ante él.
Una persona con malas intenciones, actuando en nuestro nombre, puede hacernos mucho daño. Imaginad, por ejemplo, que tuvieran acceso a nuestras cuentas bancarias, que obtuvieran tarjetas de crédito o préstamos a nuestro nombre o incluso que cometieran otro tipo de delitos que nos incriminaran. A nadie le gustaría, tampoco, perder su documentación oficial (DNI, carnet de conducir, pasaporte).
Unos consejos básicos, además de contratar un equipo legal que nos asesore en caso de sospecha de haber sido víctima de un robo de identidad, podrían ser, por ejemplo:
- Asegurarnos, a la hora de realizar transacciones importantes y delicadas (como introducir la tarjeta de crédito en una tienda online), de que la URL de la página es correcta (es decir, que sea la que dice ser) y, además, que la conexión (que podríamos identificar con un pequeño candado en la barra de direcciones de nuestro navegador) sea HTTPS para evitar que alguien malintencionado pueda leer los datos.
- Si recibimos un e-mail solicitándonos contraseñas, claves de acceso o datos sensibles, no contestarlo nunca. Un banco o una entidad gubernamental nunca los solicitaría en un e-mail enviado desde una cuenta alojada en un servicio gratuito como Outlook.com o Gmail. Se aplica lo mismo a los chats de soporte o a llamadas telefónicas. Nunca van a pediros vuestras contraseñas, y nunca deberíais darlas.
- Es importante también asegurarnos de que nuestro PC está limpio de virus y, particularmente, del tipo spyware. Aseguraos, con un buen antivirus, de no tener ningún keylogger instalado en vuestro ordenador.
- Un pequeño recordatorio: si no jugáis a la lotería, nunca os va a tocar, y menos si es la lotería de otro país. Tampoco es muy creíble que un príncipe de otro país os vaya a ofrecer, por las buenas, que mediéis para realizar transacciones comerciales.
Aunque, por muchas protecciones que tomemos, muchas veces es inevitable caer en alguna. Es importante tener cobertura por parte de un buen equipo legal.
Imagen | Dennis Skley