Con el precedente poco halagüeño de Facebook, Twitter ha empezado hoy mismo a cotizar el bolsa con miedo y bastantes recelos. La llegada al parqué de la plataforma de micro-mensajes es considerado por muchos analistas la prueba de fuego que nos permitirá medir, en pleno apogeo del servicio, el verdadero estado de ánimo de los inversores respecto a las grandes compañías tecnológicas de EE UU, así como las posibilidades de crecimiento de la red social.
La prudencia ha sido el principal elemento en los planes de Twitter para salir a bolsa. Y es que el precedente de Facebook aún está demasiado reciente. Las grandes tecnológicas se han dado cuenta de que ser la red social de moda no es suficiente para triunfar en Wall Street, por lo que la red de microblogging ha optado por unos planes de crecimiento moderado que eviten la devaluación que sufrieron las acciones de Facebook a las pocas semanas de salir al mercado.
El precio inicial de las acciones se ha estimado en torno a los 23-25 dólares, aunque los analistas no descartan que pueda subir hasta los 26. En unas semanas, se espera que el precio de cada acción de Twitter pudiera llegar a rozar los 50 dólares.
Se espera que, gracias a su salida a bolsa, Twitter consiga embolsarse unos 1.300 millones de euros, una cifra 10 veces menor a la conseguida por Facebook en su debut en los mercados. Algo debido a la prudencia de la red de microblogging, sí, pero también a la enorme diferencia económica entre una y otra red social. Sea como sea, parece que los responsables de Twitter han decidido tomárselo con calma y hacer suyo el refrán de que más vale pájaro en mano que ciento volando.