¿Cómo? Eso mismo, tal y como te lo cuento. Este ha sido el caso de Noah Kravitz, un escritor y tuitero que prestaba servicio a la empresa PhoneDog en Oakland, California. Resulta que de Kravitz, de 38 años, prestaba sus servicios en dicha empresa y comenzó a tuitear bajo el nombre de usuario de Phonedog_Noah, logrando un éxito en la red de 140 caracteres que le valió contar con unos 17.000 seguidores; pero la luna de miel con su empresa matriz terminó y un día decidió independizarse.
Trabajando ya de manera autónoma, Kravitz solicitó a su ex empresa que le dejara seguir con sus antiguos seguidores pero que esta vez iba a publicar con su verdadero nombre, motivo por el cual pudo importar los 17.000 seguidores a su nuevo estado con la única condición de publicar de vez en cuando algo en la vieja cuenta de Phonedog_Noah.
Pero pasó el tiempo, digamos que unos ocho meses, y la empresa PhoneDog demandó a Kravitz por el uso que hacía de su antigua lista de Twitter, solicitándole una indemnización de 340.000 dólares al valorar cada cliente “robado” en unos 2,5 dólares por mes. Pero bueno, hay de lado y lado, en opinión de Kravitz esta demanda tiene su origen en una reclamación del 15 por ciento de los ingresos buros por publicidad que le hiciera a sus ex compañeros por concepto de bloguero externo del sitio. En pocas palabras: tú me pides, yo te pido.
Así que ya lo saben, si tienen un sito asociado a su empres es mejor pensar en buscarse otro público si se desea ser autónomo, no vaya a ser que de la noche a la mañana nos toquen a la puerta con una factura que pagar…