El viernes pasado Hijos de papá tuvo un éxito bastante escaso según los estudios de los audímetros, pero fue el programa más comentado en Twitter. El audímetro y el tuitómetro marcaban cosas distintas; las estadísticas de audiencia y la audiencia social no coincidían.
Entonces, ¿qué tiene más valor, el resultado de los audímetros o el de Twitter?. Es cierto que los usuarios que comentan sus programas favoritos en Twitter mientras ven la voz pertenecen a un segmento sociocultural y de edad muy concreto. Pero también lo es que hay más tuiteros que familias con audímetros. Y para medir las audiencias según la red social, como complemento de los estudios tradicionales de Kantar Media, ha nacido la empresa española Tuitele.
“La creamos en junio y ya controlamos 20 canales de televisión”, asegura uno de los fundadores de este servicio, Carlos Sánchez. Su idea no es calcular el número de personas que ven un determinado espacio, sino realizar una medición, de forma absoluta, y en el mismo momento en que se emite, de lo que el espectador comenta acerca del programa. Y la única forma de hacer eso es a través de Twitter, la red social más instantánea.
Y para demostrar que el control de las audiencias a través de Twitter no es un capricho de cuatro empresarios, una de las noticias del día de ayer fue que en EEUU la compañía Nielsen había llegado a un acuerdo con la red social para realizar estudios de audiencia social. Que unas veces, como anoche en la final de La Voz, coincidirá con los resultados de los audímetros, y otras como en Hijos de papá no. Pero lo que es indudable es que las redes sociales son un fuerte indicativo, si no para saber cuánta gente está viendo un programa, si para comprobar si les gusta o no.