Tal es el caso del movimiento norteamericano Occupy Wall Street, el cual no confía de las redes sociales tradicionales como Facebook o Google+, y me parece muy bien, y ha decidido dedicar parte de su tiempo y energía creativa a la construcción se su propia red social, la cual les permitirá mantener un servicio de comunicación alejado de las grandes empresas que se esconden en los nombres de Facebook, Twitter o Google+.
Esta nueva red de Occupy Wall Street se convertirá en una plataforma exclusiva, a la que podrán entrar sus miembros sólo a través de un servicio de invitaciones y se convertirá en uno de los pilares fundamentales a la hora de organizar y dirigir las nuevas protestas callejeras, de ahí la necesidad de blindaje de su información ante las posibles demandas judiciales que pudieran llegar en el futuro, sobre todo relacionadas con la protección de los datos personales de sus miembros.
Según han expresado sus miembros fundadores en la revista Wired.com, la principal razón por la que no se quieren vincular con Facebook y otras redes sociales es la desconfianza hacia ellas: “No queremos confiar en Facebook para los mensajes privados entre los activistas”, confirma Ed Knutson, uno de los desarrolladores que se ha unido al proyecto. Por su parte, el activista Sam Boyer, refuerza esta idea: “Estas redes sociales estarán perfectamente bien, hasta que dejen de estarlo. Y esto será de un día para otro”.
En otras palabras, estos grupos de activismo social se irán convirtiendo cada día en un fuerte dolor de cabezas para los gobiernos y sus sistemas legales, tal y como ha sido hasta el momento la web de WikiLeaks.