Hasta hace unos años, si vivíamos en una ciudad pequeña o si trabajábamos y no teníamos tiempo para ir a clase, realizar ciertos estudios era prácticamente misión imposible. Ahora, sin embargo, podemos hacerlo sin demasiados problemas gracias a la formación online, que nos permite acceder a un universo de posibilidades con sólo un ordenador y una conexión a Internet.
Las principales ventajas de este tipo de formación son precisamente la flexibilidad geográfica y de horarios. Así, habitualmente en este tipo de cursos podemos acceder a la plataforma cuando y donde queramos, de modo que ya no tenemos excusa para no estudiar por trabajo o por vivir lejos del centro donde se imparten las enseñanzas que nos interesan.
Ahora bien, la formación online también tiene una serie de desventajas. La fundamental es que la atención que nos puede prestar un profesor cuando lo tenemos delante nunca va a ser igual a la que no pueda dar a través del correo electrónico. Por tanto, si vamos a estudiar algo de lo que no tenemos una pequeña base, puede que un curso online no sea una idea demasiado buena.
Otro problema que nos puede surgir si nos decidimos a hacer un curso online es que, precisamente la flexibilidad que nos ofrece puede ser nuestra perdición si no somos demasiado organizados. Si vamos a realizar unos estudios de estas características es importante que nos propongamos unos horarios, o nos será muy difícil mantener un ritmo de estudios adecuado.
En resumen, los cursos online pueden ser el acceso a una educación a la que no podríamos llegar de otra manera, pero debemos ser organizados y metódicos, así como capaces de valernos por nosotros mismos.