La industria de la música es una de las que más afectadas se está viendo por la crisis actual. Y es que a la complicada coyuntura económica se le une el cambio de formato con la aparición de Internet y la facilidad para descargar ilegalmente canciones de forma gratuita. Claro que aquellos que saben adaptarse a los nuevos tiempos se ven menos afectados por los problemas, y una prueba de ello es que el bajón en las ventas afecta a los discos físicos, mientras que las ventas digitales han experimentado un ligero ascenso a lo largo del último año.
En el primer semestre del año los españoles gastamos unos 39 millones de euros en música grabada en soporte físico, lo que supone un descenso del 0,87% con respecto al 2011, según las últimas cifras aportadas por Promusicae. Ya van 12 años seguidos de descenso de las ventas de música física. A principios de la década pasada, consumíamos (legalmente) cuatro veces más música grabada que en la actualidad.
La música digital, sin embargo, logró unos ingresos de unos 24 millones de euros, lo que supone un aumento del 7,5% con respecto al año pasado, convirtiénedose ya en casi un 40% del total.
Dentro de la música digital, los servicios de suscripción (por ejemplo, Spotify) se doblan: de 4,1 millones a 8,8 millones (115 % más). También han experimentado un crecimiento los productos musicales para móviles (tanto los tonos de llamada como los de espera, es decir, las canciones que escuchan nuestros amigos mientras contestamos sus llamadas).
Lo cierto es que estos últimos datos han sido bastante positivos para la industria discográfica en general, ya que en total el número de canciones vendidas, sumando las digitales y los discos físicos, han sido ligeramente superiores a las del mismo periodo del año anterior. Una muestra más de que aquello de que Internet iba a acabar con la música no era más que la necesidad de adaptar el negocio a los nuevos tiempos.