Instagram aseguran que están en la red social por pasión por la fotografía. Pero lo cierto es que esta plataforma ha triunfado también gracias a nuestras altas dosis de voyeurismo.
Las redes sociales se han convertido en una forma 2.0 de mantener el cotilleo de toda la vida. Con la diferencia de que los vecinos observados no viven sólo en nuestro barrio, sino en lugares de todo el planeta, con lo que nuestras ansias de conocer las vidas de los demás crecen aún más.
El hecho de que Instagram sea una red social principalmente visual aumenta estas ganas de cotilleo, así como la presencia de famosos. Aunque pocos estemos dispuestos a reconocerlo, lo cierto es que todos tenemos cierta curiosidad por conocer el dormitorio de Iker Casillas o el colegio de la hija de Bustamante.
Pero el verdadero triunfo de Instagram está en que no sólo nos gusta mirar, sino también que nos miren. Así, compartir los regalos que nos han hecho por nuestro cumpleaños o la maravillosa playa a la que hemos ido estas vacaciones nos permite dar envidia a los demás y sentirnos por tanto más afortunados.
Por lo tanto, aunque oficialmente estemos en Instagram por la posibilidad de añadir filtros a nuestras fotos y vídeos para que queden más bonitos, lo cierto es que el voyeurismo y la posibilidad de dar envidia también tienen mucho que ver en el éxito de la red social. La tecnología no ha cambiado nuestra naturaleza como seres humanos, sólo nos ha dado nuevas plataformas para desarrollarlas, sacando de forma discreta a ese cotilla que todos llevamos dentro.