Pues bien, recientemente un juez del Tribunal del Distrito de North Shore en Nueva Zelanda decidió aprobar la puesta en libertad condicional de Kim Schmitz, pero para ello deberá cumplir con una serie de requisitos que limitarán su opulento tren de vida que llevaba hasta el momento de su detención. Lo primero que tendrá que hacer Kim Schmitz una vez que salga de la cárcel será mudarse a un pequeño piso, algo distante de su gran mansión, y no poder alejarse de un radio de 80 kilómetros de su nueva residencia.
Kim Schmitz deberá permanecer todo el tiempo atado a una pulsera magnética que le dirá a las autoridades neozelandesas por dónde anda; además, Schmitz no podrá acercarse a un ordenador, por lo menos que tenga conexión a internet, ya que el veredicto del juez es tajante en ese sentido: total prohibición de acceder a internet o cualquier otra red virtual.
Una vez conocidos los requisitos del juez, cual creen ustedes que ha sido la reacción de Kim Schmitz; pues sencillamente se ha burlado de todo el proceso alegando, en su manía de grandeza, que se sentía “un poco como si hubiera realizado una audición para el American Idol“, en una clara referencia al programa televisivo norteamericano, muy popular entre la población local.
Kim Schmitz sale en libertad bajo fianza, de los cuatro detenidos el pasado 20 de enero, era el único que permanecía bajo custodia policial; de momento está en casa, su nueva casa, pero aún le queda pendiente el tema de la extradición, un viaje muy largo que me imagino no está muy feliz de realizar, por lo menos no lo hará en su avión privado…